Niños, emociones y prosocialidad en el confinamiento

La experiencia de los niños y sus familias, a lo largo de un año incierto, ha generado una serie de situaciones que afectan a los actores educativos, lo que invita a repensar la importancia de las emociones y habilidades de comportamientos pro sociales, sobre todo en una edad en la que los niños reconocen aquellas situaciones propias de las competencias emocionales, como aquellas que les causa enojo, miedo o tristeza, entre otras, tanto en ellos mismos como en los demás. Por ello, este capítulo tiene como propósito reflexionar acerca de cuáles han sido las emociones recurrentes en los niños de edad escolar y qué competencias emocionales son las que se hacen más visibles en sintonía con las habilidades propias del comportamiento pro social, el cual merece ser atendido, justamente porque se le relaciona únicamente con los vínculos amicales y se deja de lado las conexiones propias de las dinámicas familiares. Las respuestas obtenidas visibilizan la ansiedad y el miedo como las emociones más comunes, asimismo, se destaca la respuesta de los padres en el acompañamiento a través de la generación de espacios lúdicos y el fortalecimiento de los vínculos familiares no atendidos en la cotidianidad pre pandemia. La principal conclusión es que la prosocialidad no es exclusiva de los entornos de pares y que la actitud que se tiene ante lo incierto puede fortalecer los espacios poco atendidos como las relaciones familiares.