Esta área se fundamenta en la importancia de la formación docente tanto inicial como continua, que implica un docente activo ante su propia experiencia de formación a lo largo de su trayectoria, y del desarrollo profesional como el conjunto de condiciones laborales y recursos que el docente requiere para optimizar su desempeño profesional.
El desarrollo profesional está influenciado tanto por la actitud del propio docente sobre su profesión como por las políticas institucionales y públicas que la condicionan. En ese sentido, el desarrollo profesional no es solo un proceso individual sino también una construcción colectiva, en donde los educadores deben aprender recíprocamente sobre su quehacer profesional.