La organización escolar: ¿burocracia o comunidad? Reflexiones desde una mirada ética
Revista Educación – PUCP Vol. 14 N° 26 pp. 43-58. Recuperado de http://revistas.pucp.edu.pe/index.php/educacion/article/view/8341
¿Qué es la escuela?, ¿qué caracteriza a la escuela?, ¿cómo es una “buena” escuela? Son preguntas que durante mucho tiempo se han intentado responder desde diferentes disciplinas y perspectivas. Así nos encontramos con enfoques que han resaltado la estructura formal de la escuela analizándola como burocracias formales o entidades racionalmente articuladas al estilo de Weber (1968), como burocracias profesionales (Bonami 1996) o como “enabling bureaucracies” (Hoy y Sweetland 2001); o enfoques que la analizan desde la experiencia y las interacciones (Dubet y Martuccelli 1998, Derouet 1987). Otros la definen valiéndose de metáforas: anarquías organizadas (Cohen, March y Olsen 1972; Weick 1982), sistemas de símbolos y códigos (Foucault 1976, Bernstein 1993), organismos sociales o “small society” (Waller 1961), sistemas de comportamientos (Bates y Murray 1981), artefactos culturales (Greenfield 1986), “moral orders” (Greenfield 1980), organizaciones inteligentes (Senge 1995, Santos Guerra 1994), institución híbrida (Hunter 1998), comunidades (Sergiovanni 1994, Strike 1999, Beck 1999), comunidades deliberativas (Strike 1999) o comunidades morales (Milley 2002).