El 2 de abril es el Día Mundial de la Concienciación sobre el Autismo. Esta importante fecha es una oportunidad para informarnos y sensibilizarnos al respecto, por eso conversamos con las Mag. Carmen Sandoval y Flor Quispe, docentes del Departamento Académico de Educación que investigan sobre el trastorno de espectro autista (TEA).
La profesora Carmen Sandoval nos comenta que el autismo es una condición del neurodesarrollo que afecta a la persona en dos dimensiones que son claras: la primera tiene que ver con todo lo que es la comunicación e interacciones sociales. Por ello, es necesario trabajar en los niños y niñas con TEA el desarrollo de competencias sociales que les permita relacionarse en el mundo social que vivimos, jugar, aprender y más adelante, trabajar. La otra dimensión que se ve afectada tiene que ver más con la inflexibilidad, con patrones repetitivos de comportamiento que se presentan en las personas, patrones ritualistas y con un interés muy grande por temas específicos.
Actualmente, se usa el término “trastorno de espectro autista” cuyas siglas son TEA para referirse a esta condición. Sin embargo, la conceptualización sobre el autismo ha cambiado mucho a lo largo de los años. En ese sentido, la profesora Carmen Sandoval menciona que hay diversos autores que han ido conceptualizando el autismo y que se trata de no usar mucho el término “autismo” porque el término en sí puede ser estigmatizante y existen muchos prejuicios asociados a este.
“Ahora inclusive ya no se habla tanto de trastorno del espectro autista, porque la palabra ‘trastorno’ en sí misma tiene una connotación negativa, sino que hablamos más de ‘condición del espectro autista’ porque es una condición con la que la persona nace y va a tener durante toda su vida”.
La profesora Flor Quispe nos comenta que es importante que las y los docentes de universidad puedan sensibilizar a toda la comunidad educativa.
“Lo que queremos es llegar a las docentes, esa es nuestra preocupación. Es necesario que nuestras maestras de zonas rurales y urbanas estén acompañadas en un inicio para que luego puedan seguir ese camino y hacer un efecto multiplicador, formando redes de docentes que estén capacitados y poder ayudar a nuestros niños”.
La profesora Carmen Sandoval agrega que los docentes como educadores deben observar al niño, identificar sus dificultades y sobre todo sus potencialidades para poder acompañarlo bien. En ese sentido, la sensibilización en importante, pero es necesario pasar a la acción y ser conscientes de que la educación es un derecho que el Estado debe garantizar para todos los niños y niñas, teniendo en cuenta que el niño con condición de espectro autista crecerá y se convertirá en un adolescente, joven y, luego, adulto que debería lograr incluirse realmente en la sociedad.
“No solamente hay que sensibilizar a los profesores, hay que sensibilizar a las familias, a los profesores universitarios, a los profesores de los institutos técnicos, a los empleadores que serán los que van a contratar a estos chicos con autismo cuando sean adultos. Hay que sensibilizar a todos”.
Agrega además que es necesario ver al niño o niña como una persona con muchas potencialidades
“Tenemos que ver al niño más allá de la etiqueta de autismo y entender que es una persona con muchas potencialidades que va a desarrollarse a su medida y a su tiempo”.
La profesora Carmen Sandoval resalta que las personas con TEA son una población vulnerable que es muy estigmatizada y que debe enfrentar las desigualdades asociadas a la condición de espectro autista además de las desigualdades sociales que existen en nuestro país. Factores como la pobreza y la exclusión del sistema educativo reducen las oportunidades de lograr autonomía en la vida adulta.
“Cuando nosotros le damos oportunidad a un niño o niña con condición de espectro autista de entrar a la escuela, le estamos cambiando la vida.”
Resalta también la importancia de brindarle a los educadores las herramientas necesarias para acoger a un niño o niña con autismo en el aula y la urgencia de fortalecer las habilidades para trabajar en equipo junto con la familia, el psicólogo de la escuela, el terapeuta del niño y otros profesionales que atienden al niño.
“Nosotros tenemos que empezar a pensar en una educación más transformadora. La educación inclusiva ya está aquí. Los profesores tienen que recibir a niños con diferentes condiciones en la escuela. La ley ha ido antes que la formación, ya nos ha ganado, pero nosotros vamos a responder y vamos a responder, precisamente desde esa educación transformadora”.
La profesora Flor Quispe resalta la importancia de que una maestra sea observadora y empática con el niño y tenga conocimiento sobre TEA, ya que puede cambiar el pronóstico del niño al ayudarle a tener un diagnóstico a temprana edad.
“La maestra que identifica los indicadores de alerta cuando un niño se encuentra en temprana edad, puede derivar para que reciba un diagnóstico a tiempo, tenga la oportunidad de ir a terapia y cambiar su pronóstico”.
Agrega que las maestras también brindan un acompañamiento y soporte emocional a las familias, ya que es fundamental que los padres del niño o niña estén sensibilizados y tengan las herramientas para poder apoyar al niño. Se trata de trabajar con el niño, con la familia y la comunidad educativa.