En el marco del Día del Maestro, conversamos con la Mag. Sylvana Valdivia Cañotte, profesora del Departamento Académico de Educación PUCP, sobre el significado de la vocación docente y su relevancia en la formación de futuros educadores.
Con “vocación docente” nos estamos refiriendo a esta disposición que tenemos todas las personas que hemos decidido estudiar la carrera de educación por dedicarnos de manera muy entregada y comprometida con la formación de niños, niñas, adolescentes o jóvenes, dependiendo del nivel en el que estemos. Este compromiso se encuentra reflejado en un conjunto de acciones que van desde las ganas de querer acompañarlos en su proceso de aprendizaje, estar siempre pendientes se su crecimiento a través de esta guía u orientación y también implica un servicio que nosotros ofrecemos.
Para mí es una de las tareas más gratificantes, es como un regalo que yo recibo porque la vida me ha permitido el poder ver crecer y acompañar a los estudiantes en este proceso formativo y a personas en diferentes momentos de su trayectoria de vida.
En algún momento como educadora de primaria he trabajado de cerca con más pequeños y, luego, con la docencia universitaria puedo mirar cómo es que integralmente se van formando aquellos que van a ser responsables de la escolarización y del crecimiento de los niños. Entonces, formar futuros educadores para mí es una experiencia maravillosa de aproximación a todo este gran espectro de la vida, de fijarme cómo es que podemos, en diferentes momentos, darnos cuenta de que también tenemos necesidades distintas.
Es una doble satisfacción porque ejerzo mi vocación de enseñar, de contribuir a generar las mejores condiciones para que alguien aprenda y para que encuentre su propio camino a partir de un descubrimiento personal o un acercamiento hacia el conocimiento, pero también es doble en el sentido de que sé que ellos van a poder generar esta misma pasión de descubrir el camino con quienes van a ser sus estudiantes en algún momento. Es también darme cuenta que hay una doble responsabilidad con las personas que estamos formando y también en una última instancia con el país, ya que como docentes universitarios formamos a quienes van a formar y sabemos que van a llegar a las aulas de diferentes lugares del país.
“Enseña y transforma vidas” es una frase muy completa que resume de muy buena manera lo que implica el sentido de la formación en la que nosotros creemos desde el Área de Educación de la PUCP.
Nosotros tenemos la labor de enseñar, pero no hay enseñanza sin aprendizaje. Entonces, en realidad, la enseñanza implica que nosotros trabajemos fuertemente por crear espacios acogedores, por llevar a cabo metodologías que motiven, que generen compromiso para aprender, que dispongamos de recursos y de la tecnología para que nuestros estudiantes encuentren nuevas formas de innovar y de hacer su docencia.
La otra parte de la frase (transforma vidas) es también muy representativa de la Facultad porque nosotros siempre tenemos en cuenta que la Educación tiene una finalidad. Nos disponemos para algo, en este caso, nos disponemos para transformar no solamente la vida de quienes van a ser maestros o maestras, sino también hacia dónde van a llegar estos maestros y maestras con sus propios estudiantes en las escuelas.
Entonces, cuando transformamos una vida a través de la educación lo que estamos manifestado, finalmente, es que estamos dispuestos a ayudar y a acompañar a nuestros estudiantes en el camino, a que descubran cómo es que la transformación es personal, ya que van conociéndose y reconociéndose en el modelo de educador que quieren ser. También hay una transformación colectiva en la medida en que los maestros y maestras se reconocen como agentes de transformación, como agentes de cambio capaces de irradiar y de compartir su vocación de servicio con otros.